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Acceso Latino

Joven hispana es aceptada en prestigiosas universidades

Desde muy niña, Génesis Sánchez Tavárez tuvo claro que algún día tendría en sus manos el poder de impartir justicia.

La muerte trágica de su padre, cuando ella tenía cinco años, y por la cual nunca hubo castigo, fue una de las principales razones por las que se interesó en estudiar Derecho.

Hoy, a sus 21 años, no solo se perfila como una brillante jurista, sino que también aspira a convertirse en juez, para lograr transformaciones importantes que beneficien a la comunidad latina en Estados Unidos.

Graduada Magna Cum Laude con tres especialidades: Administración Pública, Estudios de Justicia y Ciencias Políticas, ella fue una de las egresadas de la más reciente promoción del Rhode Island College, entidad que ha resaltado la inspiradora historia de superación personal de ésta joven, residente en Providence, y de origen dominicano.

Ella llegó a Estados Unidos junto a su madre, a la edad de 10 años. Sus inicios en la escuela fueron traumáticos por la barrera del idioma, pero pudo más su determinación para alcanzar su objetivo. Al entrar a la universidad tenía dos empleos diferentes para poder solventar sus gastos y ayudar a su madre, pero aun así se las arreglaba para sacar buenas calificaciones.

“Fue muy difícil. A veces no había tiempo ni siquiera para dormir”, contó la joven, en entrevista con ACONTECER LATINO. “Los lunes, por ejemplo, yo tenía clases de 8 a 12 del mediodía, después trabajaba de 12:30 a 5:00, y luego entraba en otro trabajo de 6:00 a 11:00 de la noche. Con un horario así estudiar era difícil. Tenía que dormirme muy tarde o levantarme muy temprano para poder hacer las tareas”, recuerda.

Pero a pesar de los inconvenientes, ella nunca perdió la perspectiva. “Como inmigrante, sabiendo y reconociendo que nuestros padres hicieron un gran sacrificio para traernos a los Estados Unidos, yo nunca vi la opción de fallarles. Cada cosa que yo hacía representaba quiénes eran y son mis padres. Aunque fue difícil, yo sabía que sin la educación no se puede llegar muy lejos, así que para mí era muy importante educarme y hacer lo mejor que pudiera en la universidad. Aunque tenía dos trabajos, la universidad siempre fue mi prioridad”.

Y como el trabajo duro siempre paga, su sacrificio ha dejado resultados. Al finalizar sus estudios en el RIC, Génesis envió solicitudes a unas 12 universidades, 9 de las cuales la aceptaron (o la colocaron en lista de espera), incluidas tres de las “top 5” en Estados Unidos.

La joven forma parte ahora de la clase del 2020 de la prestigiosa Universidad de Columbia, que le concedió una beca de $90,000 dólares. Fue aceptada también en la California Berkley, en tanto que la muy cotizada universidad de Harvard la colocó en lista de espera, al igual que las de Chicago y Michigan. La Rhode Island Bar Association también le otorgó una beca, por un valor de $20,000 dólares. En la actualidad, y como premio también a sus alto honores estudiantiles, la joven se encuentra realizando una pasantía de 10 semanas en una prestigiosa firma de abogados de la ciudad de New York.

“No había escuchado muchas historias de personas que fueran a la universidad que yo iba, que llegaran tan lejos. Para mí ha sido un gran logro. No sabía qué tan posible era poder entrar a una universidad tan prestigiosa, saliendo del sistema público”. Además de tener metas claras y trabajar duro para alcanzarlas, Génesis siempre tuvo fe en ella misma y prestó oídos sordos a quienes intentaron desmotivarla. “Yo no puedo ni contar cuántas personas me dijeron que no aplicara, porque no me iban a dejar entrar, y yo no les hice caso”, dice con satisfacción.

A los jóvenes que, como ella, deben sortear grandes obstáculos para abrirse paso, por ser de minorías, ella les da el siguiente consejo: “No se limiten ustedes mismos. Muchas veces tenemos tanto miedo de que nos cierren las puertas, que ni siquiera tratamos de abrirlas por nosotros mismos”.

Génesis sueña con convertirse en una jueza como Sonia Sotomayor, a quien admira. “Quisiera poder representar a mi comunidad, porque no hay muchas personas que se ven como nosotros que estén en posiciones de poder. Eso hace que nuestras voces no se escuchen y mientras más de nosotros estemos en lugares donde podamos tomar decisiones, más cambios se pueden hacer en las áreas que nos afectan”.

Fuente: Hola Ciudad.

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