Llevar una vida saludable reduce el riesgo de un infarto cerebral, haciendo énfasis en aquellos que algún familiar lo haya padecido. Son enfermedades o golpes a la salud muy fuertes, por lo que prevenirlos es la mejor arma.

Un estudio realizado en el Reino Unido analizó 306,000 personas indoeuropeas y dio que hacer ejercicio, comer saludablemente, no fumar y beber alcohol disminuye el riesgo de sufrir un infarto cerebral, incluso en aquellos que genéticamente son propensos.

Expertos encontraron que el número de infartos cerebrales aumentó en un 35% para las personas que en su árbol genealógico tienen accidentes cerebrovasculares, en comparación de aquellos que no están expuestos genéticamente por este mal.

Aquellas personas con un estilo de vida saludable en el que no fumaban, mantienen un peso saludable, hacían ejercicio constantemente y comían una dieta rica en frutas, verduras y pescado tuvieron un riesgo 66% menor de infarto cerebral que aquellas con un forma de vida sedentaria, mala alimentación y excesos en alcohol y cigarro.

El género también parecía tomarse en cuenta, los hombres tenían un mayor riesgo de apoplejía que las mujeres.

“Fumar se asoció con las tasas más altas de accidente cerebrovascular”

Para reducir el riesgo es comer bien, llevar una dieta balanceada, hacer ejercicio;  correr, nadar, jugar algún deporte, yoga, no fumar y beber lo menos posible, no es nada del otro mundo. Si eres propenso y no haces ninguna actividad física, comes mal, fumas y bebes, es momento de que cambies, la afección no solo es a ti, afecta a todo al alrededor.

Si tienes dudas más específicas o has presentado síntomas o eres propenso por algún familiar, visita a un especialista.

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