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Inmigración: sus efectos colaterales en los niños

En Estados Unidos hay aproximadamente 11 millones de personas indocumentadas, de las cuales 1 millón son menores de 18 años y 4.5 millones tienen padres indocumentados. Según estudios realizados por Pew Hispanic Center, la inmigración creció rápidamente desde 1990 hasta el 2006; representando el 4% de la población del país y el 5.4% de la fuerza laboral.

Los hijos de indocumentados, los inmigrantes y aquellos que son ciudadanos de Estados Unidos constituyen el 6.8% de los alumnos matriculados en escuelas primarias y secundarias del país; el 76% de ellos son hispanos. Una tercera parte de los niños indocumentados viven en la pobreza, ya que sus padres reciben cerca 36 mil dólares por año, que es una cifra muy por debajo de los 50 mil dólares que reciben los residentes nacidos en Estados Unidos.

Uno de los problemas colaterales de la inmigración en menores de edad son los niños cuyos padres han sido deportados y no pudieron salir del país con ellos porque son ciudadanos norteamericanos. Por lo tanto, estos niños viven en hogares de transición, a la espera que algún día sus padres puedan volver a reclamarlos o sino que el estado los entregue en adopción.

La única forma de evitar esto es que los niños tengan una segunda ciudadanía, la de sus padres; pero en la mayoría de los casos las familias no están al tanto de estos derechos y cuando se enteran, ya es tarde y tienen que salir del país sin sus hijos.

Los efectos psicológicos de la inmigración y más específicamente de la deportación en los niños son el miedo, ansiedad, problemas para dormir y pérdida de apetito. Según estudios realizados por UrbanInstitute, todos estos síntomas conllevan a problemas de conducta y trastornos postraumáticos. El informe indica que a menos que estas deportaciones cesen, esto afectará a generaciones de niños, ya que las situaciones traumáticas pasan de generación a generación.

Fuente: Telesur

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