Según cifras oficiales, durante el 2015 han sido deportados 5 mil 800 niños hondureños de entre 12 y 18 años desde México, mientras que de Estados Unidos han sido deportados entre 150 y 200 menores.
Tan solo en 2014, 30 mil niños salieron de Honduras con rumbo a Estados Unidos, de los cuales más de 10 mil fueron deportaros; y de los demás se desconoce su paradero.
Tras regresar a Honduras, los miles de niños deportados son tratados en sus barrios como fracasados, recibidos con burlas y señalamientos; expone Guadalupe Ruelas García, director de Casa Alianza, organización que ayuda a los menores en Honduras y que cuenta con 150 albergues.
A su llegada, “son víctimas de bullying y estigmas, cuando deberían recibir apoyo porque regresan llenos de heridas. Son niños a quienes les han robado su capacidad para soñar”, detalla Ruelas García. Pero lo peor, de acuerdo con el líder de derechos humanos hondureño, es que no hay manera de darles acceso a la educación o servicios de salud integral. “Un millón de niños no va a la escuela y el gobierno apenas tiene capacidad para dar educación elemental al 34% de cada 100 niños”, puntualiza.
Según Ruelas García, el gobierno hondureño destina mil millones de dólares a la seguridad; “Si dieran 400 millones de dólares al año a la educación, todos los niños podrían ir a la secundaria”, expresó; y consideró que la salida de niños hondureños hacia Estados Unidos continuará porque el conjunto de causas que provoca la migración infantil persiste: pobreza, falta de oportunidades y violencia.
El director de Casa Alianza comenta que en Honduras medio millón de niños trabaja desde los cuatro años y son explotados, “¿Cómo no va a seguir la migración en esas condiciones? Hay menores que han intentado llegar a Estados Unidos hasta seis veces”, expuso.
Fuente: La Opinión