Conoce algunos consejos para comer con un presupuesto limitado y cómo obtener beneficios de programas como SNAP.
Mantener una dieta saludable y balanceada no necesariamente significa tener que realizar un gasto excesivo. Es posible una buena alimentación consumiendo alimentos de bajo costo. Las personas en Estados Unidos, a diferencia de aquellas que viven en países en Latinoamérica, suelen gastar una mayor cantidad de dinero en alimentación debido a los altos costos. A pesar de ello, es posible mantener una alimentación equilibrada sin que esto signifique un gasto excesivo.
El primer paso es realizar compras inteligentes. En la lista de compras, te recomendamos incluir alimentos económicos y saludables que pueden encontrarse en supermercados comunes. Por ejemplo, manzanas, plátanos, frijoles, arroz, pollo entero, tortillas de maíz, huevos, harina y frutas o verduras congeladas.
De igual manera, para mantener una dieta saludable sin gastar demasiado, además de crear una lista de compas, puedes buscar otras opciones distintas al supermercado como mercados locales para obtener productos frescos a precios bajos. De esta manera, podrás cocinar tus comidas en casa y evitar el desperdicio. Recuerda la importancia de tomar agua en lugar de bebidas azucaradas y de introducir vegetales en tus comidas diarias.
La alimentación saludable tiene múltiples ventajas para la salud, incluyendo una mayor esperanza de vida, una piel, dientes y ojos saludables, desarrollo muscular, fortalecimiento del sistema inmunológico, densidad ósea, reducción del riesgo de enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer, apoyo a embarazos saludables y un sistema digestivo eficiente, además de mantener un peso corporal saludable.
Por otra parte, existen programas de asistencia alimentaria como El Programa Especial de Nutrición Suplementaria para Mujeres, Bebés y Niños (WIC), o el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria (SNAP), que permiten comprar una variedad de alimentos saludables. Por medio de WIC, puedes adquirir leche, queso, yogur, cereales, granos enteros, mantequilla de maní, huevos, tofu, jugos de frutas y verduras, alimentos para bebés, pescado, entre otros. SNAP, por otro lado, puede darte acceso a diversos alimentos básicos que normalmente se utilizan para cocinar en casa, como aceite de cocina, especias, ingredientes para hornear, carne y congelados.
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