A pesar de que el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos (DHS, por sus siglas en inglés) no ha dado detalles del plan de redadas, filtrado la semana pasada, se prevé que agentes de la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) comenzarán pronto a deportar a adultos y niños centroamericanos que han hecho caso omiso a las órdenes de deportación que les han sido sentenciadas.
Hasta el momento se desconoce cuántos indocumentados serían afectados, aunque cifras oficiales apuntan a que podrían ser centenares, o posiblemente miles. Contrario a las redadas en la industria cárnica y otros sitios laborales durante gobiernos anteriores, las de ahora se realizarían también en hogares.
De acuerdo con ICE, el plan de redadas estaría dirigido a indocumentados, solos o con familiares, que no califican para asilo o ningún otro alivio; han sido detenidos mientras intentan entrar sin papeles en EE UU; los que han cruzado recientemente, y los que recibieron una orden final de deportación desde el 1 de enero de 2014.
“Esperamos que el DHS abandone esta idea, porque la prioridad de EE UU no debe ser deportar a familias vulnerables de vuelta a la violencia de la huyeron sino buscar formas de protegerlas”, dijo Frank Sharry, director ejecutivo de America’s Voice.
Para expresar su inconformidad con este plan de redadas, numerosos activistas han organizado protestas durante esta semana para “mantener los reflectores sobre el tema”.
Thanu Yakupitiyage, portavoz de la New York Immigration Coalition, calificó como una “bofetada” que las familias inmigrantes de Centroamérica comiencen el año nuevo con la amenaza de las redadas y la deportación, y exigió que en vez de políticas “insensatas” como la “deportación masiva”, el gobierno estadounidense revierta el plan.
CASA de Maryland y la coalición “Movimiento para una Reforma Migratoria Justa” ya elaboran protestas frente al Tribunal Supremo el mes próximo para defender los alivios migratorios, pero las inminentes redadas han dado un toque de urgencia al asunto.
Fuente: La Opinión