Todos los días por la mañana, la hermana Norma Pimentel se levanta y pide guía para poder ayudar a todos los inmigrantes que crucen la frontera. Coordina el Centro de Refugio Humanitario en McAllen, Texas, y dirige la fundación Caridades Católicas en el Valle de Rio Grande al sur de Texas.

Para la monja Norma Pimentel no importa si son cientos de miles de inmigrantes o solo uno, da la misma atención, energía y amor. No solo ayuda a indocumentados, también a personas sin hogar, aquellos que están de paso, y buscan un lugar para descansar, comer y bañarse.

En entrevista la hermana expresó “nosotros ayudamos a los inmigrantes que llegan la frontera, siempre los más necesitados, son los pobres, los que más necesitan de nuestra ayuda y nosotros apoyamos a quien lo necesite”.

Sor Norma pertenece los Misioneros de Jesús y desde hace mucho tiempo trabaja en la frontera sur de los Estados Unidos, y en el 2014 ganó mucho reconocimiento por su labor altruista en la crisis migratoria, que provocó el presidente norteamericano, cuando decidió regresar a todo inmigrante que cruzara la frontera a su país natal.

Ante esto la religiosa tuvo que redoblar esfuerzos para ayudar a cada uno de los indocumentados, que llegaron a pedir a ayuda. La nacida en Brownsville, Texas y de padres inmigrantes mexicanos creció entre el sur de la Unión Americana y Tamaulipas y entiende la situación que se vive desde su niñez, de ahí su vocación.

A diario alimenta, ayuda con agua caliente para bañarse y brinda asistencia médica a unas 200 personas al día como máximo, aunque si llegarán más, sin titubear las atendería, dijo la hermana mexicoamericana. Trabaja muy cerca con las autoridades fronterizas y aunque no aprueba las formas en las que trabajan, ella sigue con la mejor disposición de colaborar.

En 2015, la hermana Norma Pimentel fue reconocida públicamente por el Papa Francisco durante una videoconferencia en la que el Santo Padre destacó el “grandioso” trabajo que ha hecho en Estados Unidos

Fuente: El País