Desde que se ha dado un aumento notorio en la cantidad de inmigrantes indocumentados provenientes de Centroamérica, a la par del también llamativo incremento en el número de refugiados sirios, activistas han denunciado un trato desigual por parte de las autoridades migratorias de Estados Unidos.
“No hay duda de que hay una discrepancia en cómo el gobierno está lidiando con los refugiados sirios y los refugiados centroamericanos”, acusó Michelle Brané, directora del programa de justicia y derechos de inmigrantes de Women’s Refugee Commission.
De acuerdo con Michelle, “en el caso de los centroamericanos, están negados a aceptar (las autoridades) que esta es una situación de refugiados en nuestro propio hemisferio”. Haciendo referencia a las madres y menores centroamericanos que llegan a la frontera de Estados Unidos en busca de refugio, argumentando violencia y persecuciones por parte de pandillas en sus países de origen.
Grupos de activistas pro inmigrantes y abogados han señalado que los inmigrantes centroamericanos “no han recibido el trato humanitario que merecen”. Al mismo tiempo, exigieron detener las redadas que buscan deportar a familias centroamericanas que entraron recientemente al país (después de 2014).
Michelle Brané destacó que la agencia de refugiados de las Naciones Unidas (Acnur) ha señalado en diversas ocasiones que un alto porcentaje de los inmigrantes centroamericanos calificaría para obtener algún tipo de protección por parte del gobierno estadounidense.
Por su parte, Marielena Hincapié, directora ejecutiva del National Immigration Law Center, apuntó que “hay un sesgo hemisférico. El gobierno se ha negado a reconocer que estas mujeres y niños son similares a los refugiados en otras partes del mundo y, en cambio, los trata como simples emigrantes económicos o gente que busca reunirse con su familia”.
“Cuando madres y niños están experimentando una violencia desmedida, no hay estrategia de disuasión que impida que huyan y salven la vida de sus hijos”, concluyó Marielena.
Fuente: Al Día Dallas
