The Programa de Refugiados para Niños Menores Centroamericanos (CAM, por sus siglas en inglés) fue anunciado por el gobierno estadounidense en octubre de 2014 como respuesta a la llamada “crisis migratoria” que se vivió durante ese año fiscal; sin embargo, recién en el último mes se han empezado a ver sus beneficios con la llegada de los primeros menores inmigrantes indocumentados beneficiados. Pero, ¿cómo funciona?
Para que un menor pueda ser elegido para el programa, debe de cumplir, entre otros requisitos, con permanecer en su país de origen durante el proceso y demostrar que tiene miedo de ser acosado u oprimido debido a su raza, religión, nacionalidad, opinión política o participación en un determinado grupo social.
El proceso para aplicar al programa inicia cuando el padre que es residente legal presenta su solicitud en una organización autorizada por la Oficina de Población, Refugiados y Migración del Departamento de Estado, la cual maneja el CAM. Posteriormente padres e hijos tienen que presentar exámenes de ADN para comprobar el lazo genético y los menores son entrevistados dos veces.
La mayoría de los niños centroamericanos solicitantes son acosados por pandillas, hecho que podría calificar para el programa al considerarse las pandillas como un “grupo social”. En caso de que la solicitud sea aprobada, los menores reciben estatus de refugiados o el amparo humanitario.
Una persona en calidad de refugiado puede hacerse residente y eventualmente ciudadano estadounidense, mientras que a los que reciben amparo humanitario se les otorga un permiso temporal por tiempo limitado, que puede ser renovado. Ambos estatus otorgan el ingreso a Estados Unidos, estadía legal y permiso de trabajo.
Si el menor puede recibir el estatus de refugiado, se le hacen más exámenes médicos antes de que pueda viajar, al tiempo que las autoridades revisan la vivienda de los padres en Estados Unidos. Si pasa todas estas pruebas, el menor es candidato para recibir un amparo humanitario. Si no, el solicitante puede pedir que revisen su caso.
El trámite para que un padre pueda pedir a sus hijos es sencillo y gratuito, excepto por el costo de las pruebas de ADN que los solicitantes deben de pagar, pero luego se les reembolsa.
El proceso dura aproximadamente un año, ya que las autoridades tienen que procesar, cotejar y revisar información proveniente de dos países (en Estados Unidos por el padre y en el país de origen del menor). De acuerdo a solicitantes, lo que más demora son los exámenes de ADN, los cuales pueden tardar varios meses.
Fuente: The Associated Press