Desde principios del 2015, el estado de California comenzó a emitir licencias de conducir a inmigrantes indocumentados, situación que ha sido objeto de debates, pues algunos consideran esta medida apropiada y algunos otros creen que esto motivará un gasto público mayor.
Según el New York Times, los inmigrantes indocumentados son conscientes que tener una licencia de conducir no les asegura no ser detenidos y deportados, pero sí les otorga una mayor seguridad al momento de circular en un vehículo, causándoles un sentimiento de alivio y bienestar.
Desde que se empezaron a emitir las licencias, y, hasta la actualidad, las filas para obtener el documento inician desde las 6 de la mañana, pues existe una gran demanda para obtener una licencia. Las autoridades prevén que emitirán 1.5 millones de licencias a indocumentados en un promedio de tres años.
Esta situación ha sido bien vista por gran parte de la población del estado, quienes aplauden el programa de licencias, así como otros esfuerzos de California para integrar a los inmigrantes indocumentados en la economía, hechos que, consideran, simplemente reflejan la realidad demográfica del estado. Cabe resaltar que en California viven cerca de tres millones de inmigrantes indocumentados, que son más de la mitad de los residentes del estado, siendo los latinos los que conforman el grupo étnico más grande.
Sin embargo, otra fracción de la población considera que estas medidas, como el programa de licencias para conducir, interfieren con la política federal; argumentando que tales leyes sólo atraerán a más inmigrantes, lo que aumentará el gasto público.
Por otro lado, pese a la fracción en contra, 65% de los residentes ven a los inmigrantes como un beneficio neto para el estado, según resultados de un sondeo realizado en enero por el Instituto de Política Pública de California.
Fuente: Vive USA