Por primera vez deportados, expatriados y refugiados pueden participar en la tómbola que cada año hace la Universidad de la Ciudad de México
El método no es nuevo. Cada semestre la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACDMX) sortea 4,000 plazas como un método de equidad de admisión, sin embargo, este semestre la convocatoria que se hará pública el próximo 18 de junio tiene una novedad: permitirá por primera vez a deportados, expatriados y refugiados participar en la convocatoria.
La apertura resulta tan apropiada que Magdalena Loredo, repatriada de Georgia, acudió al primer llamado del pasado jueves para poner su nombre en la tómbola e intentar una vez más lograr su sueño postergado por el desconocimiento de la burocracia mexicana de las necesidades de los deportados y la falta de seriedad en algunas instituciones educativas.
“Quiero tener mi carrera desde hace nueve años, desde que vine a México cuando me di cuenta que en Estados Unidos se me cerraban las puertas y luego aquí fue peor”, cuenta en entrevista con este diario.
El primer problema con el que se topó fue el desconocimiento de las autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de San Luis Potosí para orientarla sobre cómo revalidar su certificado de preparatoria estadounidense “GED” que en ese tiempo necesitaba de la apostilla y la traducción de un perito traductor, dos requisitos que el Senado eliminó legalmente en abril pasado.
Luego le pidieron los certificados de primaria y secundaria que su hermano tuvo que recoger en Georgia. Todo eso le quitó cinco años y cuando por fin pudo inscribirse a la Universidad de Estudios Avanzados, una institución privada, ésta cerró sus puertas cuando ella cursaba el cuarto semestre.
“Mis estudios estaban inconclusos y la falta de información me quitó los ánimos, pero ahora veo en la UACMX una oportunidad”, cuenta Magdalena, quien es actualmente una activista de la organización civil Los Otros Dreamers en Acción (ODA) que empujó la iniciativa del sorteo en la Ciudad de México.
El rector de la UACM, Hugo Aboites, aclaró que este programa no implica privilegios para los deportados, pues se enmarca en las mismas reglas y procedimientos de ingreso y egreso que tienen los otros estudiantes universitarios, pero aprovecha la flexibilidad que ha brindado la SEP para revalidar estudios.
Jill Anderson, directora de ODA, detalló que si algunos de los deportados no gana una plaza de carrera universitaria por este método se les seguirá acompañando de manera personalizada porque, a pesar de las reformas del Senado que quitaron los requisitos de traducción y apostilla, todavía muchas instituciones los exigen.
“Falta una campaña de difusión tanto entre los funcionarios de la SEP como en las universidades porque muchos migrantes están decidiendo venir animados por esta supuesta apertura para sus hijos estudiantes y luego resulta que se topan con los mismos problemas”.
Mientras tanto en la UACDMX, en trabajo conjunto con ODA, se abrirá una ventanilla de información que “orientará y brindará asesoría, en especial de tipo legal”.
Fuente: El Diario NY