El pasado 11 de agosto, el Instituto Urbano publicó un estudio donde examinó las formas en que las empresas pueden fomentar la integración de los trabajadores inmigrantes, que en 2013 totalizaron 24 millones y son una creciente parte de la fuerza laboral; concluyendo que las empresas deben invertir en la integración de la fuerza laboral inmigrante.

María Enchautegui, autora del estudio, explicó que: “Lo que quisimos demostrar con este estudio es que el invertir en los trabajadores inmigrantes es una apuesta en la que todos ganan: los trabajadores porque reciben más capacitación y los empleadores con una fuerza laboral diversa y mejor adaptada”.

En Estados Unidos, uno de cada seis empleados son inmigrantes, de éstos, el 25% no domina el inglés, el 26% carece de un diploma de secundaria y el 52% no ha obtenido la ciudadanía estadounidense.

“Las prácticas que adopten las empresas pueden mejorar significativamente tanto la productividad de sus empleados como su calidad de vida. Estados Unidos no tiene una política de integración nacional, y por lo tanto recae sobre las compañías formular sus propias prácticas”, señaló la investigadora.

Según el estudio, titulado Engaging Employers in Immigrant Integration, las empresas que invierten en la integración de sus empleados registran mejores niveles de productividad y promoción interna, así como lealtad de los trabajadores.

Las barreras del idioma y las dificultades para transferir credenciales y diplomas obtenidos en el exterior son algunas de las trabas que afrontan los trabajadores inmigrantes para su avance social. Por ello, el Instituto Urbano ofrece varias recomendaciones que, apoyándose en la experiencia de sindicatos, organizaciones inmigrantes y agencias públicas, las empresas pueden adoptar para mejorar la integración de sus empleados, éstas son:

• Programas de enseñanza del inglés
• Programas de ciudadanía
• Capacitación laboral
• Evaluación de destrezas obtenidas en el exterior
• Capacitación de Recursos Humanos en materia de inmigración
• Patrocinio para ajuste migratorio
• Servicios comunitarios

Fuente: Urban Institute, La Opinión