“Ahora voy a tener todos los privilegios que ya tenían quienes nacieron aquí”, dice uno de los menores.
Su suerte es diferente a la de aquellos cuyos padres no tienen papeles y que, por el momento, sólo la continuidad de DACA les salvaría de no ser deportados. Por el contrario, 56 niños, procedentes de 16 países y de padres naturalizados, han prestado este jueves juramento como ciudadanos estadounidenses en el centro de Los Ángeles.
De acuerdo con la ley de inmigración de los Estados Unidos, los niños menores de 18 años cuyos padres se convirtieron en ciudadanos legales reciben automáticamente su propia ciudadanía. El proceso es largo, pero para estos niños la recompensa es demasiado valiosa.
“Ha sido aterrador”, dice Josué Escobar, de 17 años, originario de San Pedro, El Salvador. “Hemos estado vigilando nuestra espalda, asegurándonos de que no nos pase nada. Nosotros no hacemos nada malo, ¿sabes?”, asegura a ABC7 en relación a las últimas políticas de inmigración adoptadas bajo la administración actual.
“Me hace sentir diferente porque ahora voy a tener todos los privilegios que ya tenían quienes nacieron aquí”, dice a ABC7 Luis Vargas, de 10 años, cuyo padre adquirió la nacionalidad estadounidense hace 10 años.
Por su parte, Josué se limita a agradecer a su madre, Brenda Mina, el esfuerzo y “la gran cantidad de dinero” invertidos para conseguir estos documentos legales. “Ella consiguió esto para nosotros, la quiero mucho y quiero agradecerle el haber lidiado con esto”, concluye.
Fuente: La Raza