Ante la ola de redadas que han enfrentado los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos desde el primer día de 2016, diversos analistas han señalado que los centroamericanos deportados al regresar a su país de origen se encuentran con peores condiciones que las que tenían antes de emprender su viaje en busca del “sueño americano”.
La mayoría de ellos, provenientes del llamado Triángulo del Norte (El Salvador, Honduras y Guatemala), regresarán a países que carecen de recursos para ayudarlos en su reinserción y supervivencia laboral, advirtieron la semana pasada varios analistas. No solo se enfrentan al estigma de ser deportados, sino a violencia, y una serie de obstáculos para conseguir empleo y reconstruir sus vidas.
Los registros señalan que varios indocumentados deportados son cabeza de familia, por lo que a su regreso los esperan cónyuges e hijos a los que deben sustentar. Por ello, analistas piden que más allá de denunciar las continuas deportaciones, es urgente evaluar los retos económicos, sociales e institucionales para la reintegración de los inmigrantes ya deportados.
Una de esas voces es Victoria Rietig, analista del Instituto de Política Migratoria, quien enumeró los principales retos que afrontan los gobiernos e instituciones para la reinserción de los deportados, que son a su juicio: la creciente cantidad de migrantes retornados desde Estados Unidos y México; el escaso alcance e impacto de servicios que solo llegan a unos cuantos migrantes, y la “insuficiente” vigilancia y evaluación de los programas de ayuda.
Asimismo, Cecilia Menjívar, socióloga e investigadora de la Universidad de Kansas, ha comentado que “México y otros países no están capacitados para esto (la deportación masiva), y eso tiene un efecto en los niños y su reinserción en las escuelas”, especialmente si son nacidos en Estados Unidos, recalcó.
Menjívar ha explicado que la mayoría de los migrantes deportados regresan a su país de origen peor que cuando salieron, es decir, con más deudas (algunos piden préstamos con altos intereses), con amenazas de muerte y con escasas posibilidades de encontrar empleo. Algunos de ellos, con suerte, pueden encontrar empleo en los Call Center o atención a clientes si es que lograron aprender inglés, señaló la socióloga.
Se calcula que apenas 1 de cada 20 inmigrantes deportados de Estados Unidos recibe algún tipo de “servicio de reintegración” y, en general, los programas tienden a ser “pequeños, dispares y relativamente recientes”, sin resultados comprobados.
Recientemente el Congreso de Estados Unidos aprobó un paquete de 750 millones de dólares para el “Plan Alianza para la Prosperidad”, que incluye fondos para la reintegración de los inmigrantes centroamericanos.
Fuente: La Raza