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Pastor de ovejas, un trabajo duro para inmigrantes en EE UU

Hispanic Affairs Project (HAP), organización de activistas latinos del estado de Colorado, ha presentado demandas para defender los derechos de los pastores de ovejas, trabajo que realizan inmigrantes latinos en malas condiciones, señala la organización.

Al menos en nueve estados del país, expone HAP, cerca de 1,600 trabajadores inmigrantes con visas H2-A hacen uno de las labores más duras y peor pagadas en los Estados Unidos: pastor de oveja.

La organización argumenta que la mayoría de los pastores trabaja las 24 horas y carecen de días libres, además que no se les permite salir del rancho donde laboran ni tener contacto con el mundo exterior. “Es un trabajo muy solitario y en la industria hay un orgullo de mantener la tradición de hacerlo como se hacía hace más de 100 años”, comenta Ricardo Pérez, director ejecutivo de HAP en Colorado.

La mayoría de los inmigrantes que trabajan como pastores de ovejas provienen de Perú, Bolivia y México, incluidos algunos de Nepal, y, de acuerdo con HAP, viven aislados con sus rebaños, dependiendo para todo de sus patrones sin poder cambiar de trabajo, pues eso cancelaría su visa.

Según Pérez, los inmigrantes se ven condicionados por sus patrones, pues “los recogen del aeropuerto, los llevan al rancho y les prohíben salir, con pretexto de que pueden ser reportados y deportados”. La demanda federal presentada por HAP alega que el Departamento del Trabajo ha fallado en su labor de regular la industria y de garantizar que no hay daño al trabajador.

Por su parte, el Departamento del Trabajo expresó al respecto que “la naturaleza de estos oficios, disponibilidad contínua 24/7 en lugares remotos y la escasez de trabajadores estadounidenses en los mismos, han hecho difícil el establecimiento de un salario mínimo adecuado, resultando en estancamiento de los salarios durante casi 20 años”.

Además del aumento al salario de los pastores de ovejas, la demanda también ha provocado que se incluyan requisitos mínimos de vivienda para los inmigrantes (calefacción), y la obligación de los patrones de proporcionar comida gratis y un mínimo de 4.5 galones de agua potable diarios a sus trabajadores.

Sin embargo, la industria de la lana y la carne de cordero se ha resistido a estos cambios y ha dicho que, de llevarlos a cabo, terminará por cerrar muchos ranchos, provocando la pérdida de trabajos; por lo que han pedido que se anulen las nuevas reglas.

Fuente: El Diario NY

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