La Bestia es el sobrenombre con el que los inmigrantes conocen al tren que toman miles de centroamericanos en México, para llegar a la frontera sur de Estados Unidos. Se trata de un camino brutal, del cual pocos salen ilesos. Quienes no pierden la vida sufren mutilaciones que los acompañarán por el resto de sus vidas.
Este último es el caso de un grupo de inmigrantes hondureños, quienes han decidido contar sus experiencias para ayudar y concientizar a otros inmigrantes sobre los riesgos enormes que corren al montar La Bestia.
La Caravana de los Mutilados, como se hacen llamar, busca que a través de sus historias la comunidad conozca la triste cara de la migración indocumentada. “Para lo que nosotros nos organizamos es para ser la voz por la que el mundo conozca la triste cara de la migración y que a la vez nuestros gobernantes hagan algo por esta situación”, declara José Luis Hernández, miembro del grupo y presidente de la Asociación de Migrantes Retornados con Discapacidad (AMIREDIS).
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Al igual que cientos, quizá miles, de sus compatriotas, José Luis sufrió en carne propia los riesgos de La Bestia. Proveniente de Honduras, él optó por seguir este camino, a pesar de las historias que se cuentan. En este “tren de la muerte” -como él lo llama- perdió la pierna y el brazo derecho, así como parte de su mano izquierda.
“Yo morí cuando caí de ese tren y también murieron mis sueños. Pero si hoy en día puedo lograr algo y evitar que otros queden igual que yo, lo voy hacer, y es lo que me ha movido a realizar lo que estoy haciendo”, afirma.
Su accidente ocurrió en 2006, cuando era un joven de 17 años, pero lo sigue recordando como si lo hubiese vivido esa misma mañana. “Después de 20 días de travesía aguantando sed, hambre y cansancio -ya para llegar a Chihuahua- iba sentado donde van acoplados los vagones del tren. Me estaba quitando los zapatos, porque tenía los pies hinchados de tanto caminar, cuando de repente me desmayé. Al caer el tren me mutiló una pierna, un brazo y parte de mi mano izquierda”, detalla.
Prevenir y ayudar
“Hay 713 personas mutiladas por el tren, entre hombres, mujeres y niños, pero se cree que existen más porque muchas se quedan en México. No retornan al país porque no quieren que sus familias los vean mutilados”, comparte José Luis.
Al igual que él, los miembros de la Caravana de los Mutilados viajan para compartir sus historias en iglesias y distintas organizaciones locales. Hasta ahora han recorrido Miami, Los Angeles, Texas, Maryland y Washington DC, alzando su voz sobre los peligros que se enfrenta un inmigrante indocumentado al subirse a La Bestia.
“Queremos que esa tierra prometida que buscamos en este país sea en nuestro propio país, sin necesidad de arriesgar nuestra vida para llegar a Estados Unidos”, comenta Jesé Luis. Y añade que, entre otras cosas, buscan reunirse con el presidente Barack Obama para hablar sobre las experiencias que sufren los inmigrantes centroamericanos y abogar por un alto a las deportaciones.
Puedes contactar a los miembros de la Caravana de los Mutilados llamando al (830) 282 9251.
Fuente: La Raza