Los programas H-2A y H-2B ofrecen a trabajadores y empleados de servicios empleo estable y certeza legal, en contraste con la precariedad que enfrentan los migrantes indocumentados.
Mientras las autoridades migratorias en Estados Unidos intensifican redadas en centros de trabajo y espacios públicos en busca de inmigrantes indocumentados, en la garita de San Ysidro, en Tijuana, se vive otra realidad, pues diariamente, cientos de jornaleros mexicanos cruzan de forma legal con visas temporales de trabajo para laborar en el campo estadounidense. Los programas de visas para trabajadores temporales H-2 este año ya superaron en número a las visas de turismo.
De acuerdo con cifras oficiales, hasta mayo del Año Fiscal 2025 se habían otorgado 8,868 visas temporales de trabajo en Tijuana, frente a 8,637 visas de turismo. La mayoría corresponde a visas H-2A, destinadas a trabajadores agrícolas temporales. Los empleadores estadounidenses reclutan directamente a sus trabajadores en México, gestionan los trámites y aseguran empleo desde el momento en que los trabajadores llegan a su destino.
Cabe destacar, que la gran mayoría de estas visas en México están destinadas a trabajadores que ya han participado en el porgrama en años anteriores. “Esta es la cuarta vez que voy, mi cuarta temporada” explicó Onésimo Medina, trabajador mexicano originario de Durango. “Nos envían a cada uno un mensaje personal y organizan una reunión aquí en Tijuana, y luego vamos a Washington. Trabajamos en el contrato de limpieza de cerezas, peras y manzanas”.
Otros trabajadores, como Víctor Tapia, de Nayarit, señalan que el programa también incluye sectores distintos al agrícola. “Hay una oficina que se llama CCI, donde te registras y te seleccionan, y a donde te manden, tienes que ir a trabajar con un permiso H-2A. Sé de compañeros que van, pero con otro tipo de visa, creo que H-2B, pueden trabajar en hoteles, construcción”, explicó. El incentivo principal es económico, pues los jornaleros reportan salarios cercanos a 19.85 dólares por hora, una diferencia notable frente a los ingresos en México, además, los contratos suelen durar entre tres y seis meses.
Al cruzar la frontera, un autobús pagado por el empleador los traslada durante más de 24 horas hasta los campos que se convertirán en su hogar y centro de trabajo durante los próximos meses. Pese a la distancia con sus familias, la mayoría considera que esta es su principal fuente de ingresos y una opción segura frente a los riesgos de la migración irregular.