Acceso Latino

Migrantes buscan permanecer en Juárez en espera de cambios en las políticas migratorias de Estados Unidos

Un reportaje de El País recoge experiencias de inmigrantes, trabajadores y funcionarios en la zona fronteriza de Ciudad Juárez.

En Ciudad Juárez, Chihuahua, la vida en la frontera ha adoptado un ritmo distinto al que anticipaban las autoridades mexicanas y estadounidenses ante la llegada de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos. Mientras los discursos políticos auguraban deportaciones masivas, la realidad muestra albergues con baja ocupación, migrantes que optan por establecerse en México.

En el norte de la ciudad, un campamento habilitado para 2 mil 500 personas permanece casi vacío. Fue instalado en enero como parte de la estrategia federal “México te abraza”, pensada para recibir a mexicanos repatriados en masa. Sin embargo, de enero a julio de este año, el número de personas  deportadas a través de Juárez es de 6 mil 983, una cifra similar al del mismo periodo de 2024, cuando sumaron 7 mil 52. “No se puede hablar de una repatriación masiva… y qué bueno que no es así”, afirma Mayra Chávez, delegada del Bienestar en Chihuahua.

Foto: radiocrystal.mx

Los albergues para migrantes, antes saturados, hoy operan con menos del 10% de ocupación. Según Ivonne López, trabajadora social de la Casa del Migrante, actualmente se alojan entre 30 y 38 personas, frente a las más de mil que llegaron a albergar en los momentos más críticos. Muchos de los actuales residentes evalúan rentar una vivienda en la ciudad o regresar a sus países.

Historias como la de David Berrio, migrante cubano separado de su esposa e hija tras un intento fallido de cruce, reflejan este cambio. Berrio ha decidido quedarse en Juárez para trabajar y enviar dinero a su familia, compartiendo vivienda con otros migrantes en condiciones de hacinamiento. También hay casos como el de Daniel Soto, enfermero venezolano que llegó en 2018, y ya cuenta con la nacionalidad mexicana, que se han establecido en la ciudad y brindan apoyo a personas en situación de migración.

Por otro lado, operativos como el “Espejo”, que son coordinados por autoridades mexicanas y estadounidenses para vigilar la frontera y prevenir cruces irregulares, se desarrollan de manera rutinaria. Aunque los rescates de migrantes se han reducido, las autoridades estatales han detectado un aumento en delitos como el secuestro en zonas vulnerables cercanas al muro fronterizo.

De esta manera, ante la incertidumbre y la adaptación, muchos inmigrantes optan por esperar en México, con la esperanza de que un eventual cambio en las políticas migratorias de Estados Unidos les abra nuevas oportunidades, tal y como antes ocurrió con programas de asilo como CBP One.