Algunas veces nos despertamos repentinamente en la madrugada, ya sea por tener ganas de ir al baño, algún ruido o hasta por un mosquito molesto. Sin embargo, si llega a ser constante y después no nos podemos dormir, puede ser algún trastorno de sueño.
Te dejamos las razones por las cuales despiertas en medio de la noche:
Insomnio
Es el más común de los trastornos de sueño, aunque no es normal, ya que dormir debería ser tarea fácil y no una tortura. Si logramos conciliar el sueño, son muy pocas horas, y al despertar nos sentimos muy cansados.
Los expertos recomiendan mantener un horario fijo para dormir (incluso los fines de semana), evitar las siestas, hacer ejercicio, mantener una temperatura agradable en la habitación, y si ya te está costando trabajo dormir, levantarte de la cama es la mejor opción.
Ansiedad, depresión o estrés
Todas estas afecciones, al igual que la preocupación, producen insomnio. De tanto pensar, es difícil que nuestro cerebro se “apague” y te relajes para lograr un sueño profundo.
Durante el día, puedes meditar, leer, escuchar música relajante o la que más te guste, intentar métodos de relajación, reducir los estímulos que te rodean antes de dormir como la televisión o dispositivos inteligentes. Si ninguna de estas recomendaciones hace que te sientas mejor, entonces acudir a terapia será lo mejor.
Apnea del sueño
Si eres de las personas que ronca por las noches, lo más probable es que sea apnea del sueño, ya que tu respiración se vuelve superficial mientras duermes, y te despiertas porque intentas regularla. Otros síntomas, además de los ronquidos, son falta de aire mientras duermes, dolores de cabeza por las mañanas y falta de concentración en el día.
En este caso, tienes que ir con un especialista para que te realice estudios sobre la manera en la que duermes y te diagnostique de manera efectiva.
Estímulos, ruido y pantallas
De acuerdo con la National Sleep Foundation, el tiempo en el que estamos frente a una pantalla antes de dormir puede reducir nuestra melatonina (regulador natural del sueño) y alterar nuestros relojes biológicos. A la larga puede ser perjudicial, ya que dormir nos costará mucho trabajo y requeriremos de medicamentos para inducir el sueño.
Para evitarlo, procura no revisar tu celular o cualquier otro aparato que estimule nuestro cerebro y genere ruido; si dejas tu teléfono prendido por la noche, apaga las notificaciones o ponlo en modo silencioso. Si puedes, mejor deja todos estos aparatos electrónicos fuera de tu cuarto.
Ganas de ir al baño
Es muy molesta esa sensación de querer ir al baño, y más cuando estábamos durmiendo plácidamente. Si esto ocurre varias veces en la noche, puede ser ocasionado por algún medicamento, pero si no es el caso, entonces es señal de algo más como diabetes o problemas en la vejiga.
Para que esto ya no ocurra, no tomes tantos líquidos antes de acostarte, y también procura no comer alimentos picantes a altas horas de la noche, pero si aun cortando estos hábitos esto continúa, acude con tu doctor.
Tienes mucho calor
El sudor siempre es muy molesto, y más cuando estamos dormidos. El calor moderado puede hacer que nos sintamos bien, pero en exceso puede hacer que perdamos las ganas de seguir durmiendo, y esto se debe a que nuestro cuerpo prefiere temperaturas un poco más bajas.
La mejor solución es usar ropa con tela más ligera; también, no te llenes de cobijas y demás elementos para taparte por la noche. Si no aguantas para nada el calor, abre una ventana, enciende el aire acondicionado o usa un ventilador.
Vía: GQ