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Fibrosis quística: qué es, síntomas y tratamiento

La fibrosis quística es una enfermedad hereditaria, crónica y genética, que afecta a los sistemas respiratorio y digestivo.

Se debe a una alteración genética en la transportación de agua y sales en las células cuya función es cubrir los órganos y tejidos, formando una especie de “moco pegajoso” que impide respirar de manera normal ya que tapa los conductos respiratorios, generando un ambiente propicio a infecciones. Asimismo, bloquea el flujo de las enzimas pancreáticas que van al intestino, las cuales permiten la digestión.

 

Síntomas:

  • Tos crónica, infecciones en los pulmones como neumonías, bronquitis, bronconeumonías, entre otras; sinusitis crónica y falta de aire al hacer ejercicio.
  • Íleo meconial: intestino delgado obstruido por contenido muy espeso.
  • Imposibilidad de ganar peso aunque se coma bien.
  • Ciertos niveles de desnutrición y abdomen abultado.
  • Deshidratación por la pérdida de sal a través del sudor.
  • Diarrea crónica o evacuaciones con aspecto grasoso.
  • Prolapso rectal.

 

Tratamiento:

Antes de explicarlo, comencemos por la detección. A todos los bebés en los hospitales se les realizan el tamiz neonatal, el cual identifica si hay un desorden metabólico que puede ser tratado. De salir positivo, entonces es fibrosis quística. Como mencionamos, es hereditaria y sólo si ambos padres la padecen, el niño también.

Asimismo, hay una prueba llamada Titulación de Cloro o test del sudor, que consiste en determinar cuánto yodo hay en el sudor a través de la estimulación, recolección y análisis cualitativo o cuantitativo del mismo mediante la metodología de Gibson y Cooke.

En cuanto al tratamiento, su doctor se concentrará en reducir los síntomas, anticipar y atender las complicaciones de la enfermedad, además de mejorar su calidad de vida mediante el control médico.

 

Vía: Milenio/Neumomadrid

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