Y no hablamos de California o Nueva York.
El futuro gobierno de Donald Trump es –en el papel– una amenaza para los inmigrantes. Las deportaciones de indocumentados pueden aumentar, pero también existe la noción que el racismo y la exclusión tomarían más fuerza.
Pese al oscuro panorama, hay razones para creer en un mejor futuro. La revista Yes! encontró comunidades en varios estados con iniciativas a favor de inmigrantes en muchos niveles. Lo mejor es que están presentes en sitios distintos a California o Nueva York.
En Vermont, el centro de apoyo a refugiados Vermont Refugee Resettlement Program consiguió tierra cerca de Burlington para una granja de cabras para que inmigrantes de Bhutan, Nepal y países africanos obtengan carne fresca, sin necesidad de conducir por cinco horas o comprar importados congelados a alto precio. La granja además es operada por familias inmigrantes.
En Arizona, pese a las políticas del alguacil Joe Arpaio y la exgobernadora Jen Brewer, el grupo Tierra y Libertad Organization (TYLO) aparece cada vez que uno de sus miembros es detenido por autoridades.
Una vez que hay un arresto, los miembros de TYLO se movilizan para conseguir abogados o dineros para fianzas. En caso de un proceso de deportación avanzado, la organización se encarga de garantizar la comunicación entre detenido y familiares.
En Iowa, el Ethnic Minorities of Burma Advocacy and Resource Center (EMBARC) provee servicios de interpretación y educación a más de 7,000 refugiados de Birmania que enfretan aislamiento ante el cambio cultural.
En Alabama, la ley 56 de 2011 hizo ilegal que los indocumentados buscarán trabajo, obtengan vivienda o asistan a universidades. La banquera Evelyn Servin, que tenía a su madre y hermana indocumentadas, tomó acción para que miembros de la legislatura cambiaran los puntos más agresivos de la ley. El momento de zozobra que se vivió ayudó a formar lazos más fuertes entre los inmigrantes.
Y en Delaware, líderes comunitarios en Georgetown formaron la La Esperanza, una organización bilingüe que ayuda con la adaptaciíb de familias de inmigrantes. La fundación fue creada después de conocer las pobres condiciones en las que vivían campesinos guatemaltecos que trabajaban en criaderos de aves.
La Esperanza ayuda con educación, inmigración, salud y asistencia a víctimas de violencia doméstica.
En conclusión, hay esperanza y unidad para seguir soñando.
Fuente: La Raza.