No es sencillo pedir ayuda y que te entreguen un diagnóstico negativo. Ya sea que la enfermedad esté ligada a la salud física o mental, enfrentar una mala noticia es algo duro. No sólo se trata de cambios en el estilo de vida, la transformación puede llegar a ser radical. El primer paso debe ser tomar el diagnóstico muy en serio y comenzar a actuar. Toma un respiro y plantéate lo siguiente.
- Procesa la información. Date un tiempo para pensar en lo que dijo tu médico. Intenta controlar tus emociones; puedes estar enojado, asustado, avergonzado o triste. Reconoce esos sentimientos y busca la forma de sentirte mejor.
- Construye una red de apoyo. No necesitas contárselo a todo el mundo, procura acercarte a tus seres queridos. Ellos merecen saber lo que pasa; además, pueden brindarte ayuda emocional y física.
- Infórmate. Antes del diagnóstico suele existir una gran falta de información. Es el momento de investigar y aprender todo lo que puedas. ¿Cuáles son los aspectos de tu afección? ¿Qué opción de tratamiento tienes? ¿Necesitas medicamentos?
- Busca el mejor tratamiento. Al aceptar tu diagnóstico, indaga sobre las opciones de tratamiento. Existen diversas formas de mejorar tu calidad de vida, más allá de los fármacos. Acércate a un especialista, él sabrá aconsejarte y ayudarte a decidir el mejor camino.
- Adapta tu estilo de vida. Además de seguir las medidas recomendadas por el experto, cambia tu estilo de vida para ayudar a controlar tu afección. Si estás estresado o ansioso, busca cómo adaptarte para satisfacer tus necesidades, ya sea en el trabajo o en la escuela. Esto no significa que necesiten saber todo sobre tu problema, pero puede ayudar. Sigue una dieta saludable y realiza ejercicio. Ten un pasatiempo y tómate el tiempo suficiente para descansar, relajarte y recuperarte emocional, física y espiritualmente.
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