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Acceso Latino

El experto de la Universidad Nacional Autónoma de México, Mauricio Ravelo León, informó del incremento del sedentarismo en nuestro país que puede provocar lesiones en músculos, huesos, articulaciones, tendones, complicaciones en el sistema cardiorrespiratorio y en procesos cognitivos.

“Con la pandemia, al estar en casa y no salir mucho durante los primeros meses, aumentaron estos procesos de manera exponencial y ocasionarán problemas de salud. Por ejemplo, estar por tiempo prolongado frente a la computadora, ya sea por placer o por home office, empiezan a generarse patologías”, indicó el especialista.

Dolor en las manos, tendinitis de Quervain (afecta los tendones del lado del pulgar) y el text neck (dolor de cuello por escribir mensajes) son los malestares más comunes.

El doctor en pedagogía y maestro en gestión deportiva, compartió en el programa La UNAM Responde que el sedentarismo consiste en no realizar actividades físicas que beneficien nuestra salud.

Este “nuevo estilo de vida” tiene que ver con la tecnología, inseguridad en espacios públicos y la falta de educación sobre hacer ejercicio. Por otra parte, la mala postura al acostarnos en un sillón o en la cama, denominada “forma de plátano”, puede ocasionar problemas en las cervicales, dorsales o lumbares.

También, la sarcopenia (reducción del volumen muscular) provoca que las fibras de los músculos se deterioren, “y es más fácil que quienes la padecen se empiecen a caer”, agregó el fisioterapeuta.

El sistema cardiorrespiratorio también se perjudica debido al aumento del colesterol en la sangre y en los triglicéridos, lo que en un futuro puede desencadenar en infartos y problemas respiratorios.

El sedentarismo también trae como consecuencia falta de atención, estrés y depresión, además de relacionarse con la obesidad y cambios en el metabolismo que causan diabetes.

Ravelo León finalizó señalando la importancia de la actividad física en nuestra salud, y recomendó caminar, correr, utilizar la caminadora o la elíptica, empezando con 20 minutos de tres a cinco veces a la semana, a un ritmo en el que la persona no se esfuerce al hablar.

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